viernes, 24 de febrero de 2012

AVISTAMIENTO DE AVES EN LA PRESA DEL CUBILAR.

El pasado viernes día 10 de febrero realizamos una ruta de avistamiento de aves a la presa del Cubilar situada en el término de Logrosán. Esta presa fué construida para el abastecimiento de agua de las fincas de regadio de las Vegas Altas del Guadiana y es una de las que abastece al conocido Canal de las Dehesas.


Fuimos por la carretera que sale de Logrosán atravesando la dehesa boyal, hasta el pantano del Ruecas y nada más cruzarle empezamos a ver numerosos grupos de grullas en sus zonas habituales de comedero, luego nos dirigimos hacia la presa del Cubilar donde después de cruzar el puente, comenzamos nuestra ruta a pie.


Nada más comenzar, empezamos a ver distintas especies de aves, como el ánade azulón y el cormorán grande. Montamos el telescopio terrestre (cedido por NatRural) y estuvimos observando todos los componentes del grupo durante un largo tiempo conocedores de que la observación de aves requiere constancia, silencio y paciencia. Seguimos andando y a unos pocos metros observamos un gran grupo de fochas comunes, unas estaban dentro del agua y otras  fuera merodeando por la orilla.


A continuación seguimos nuestra ruta y en la orilla, bajo troncos secos de encina, observamos abundantes plumas y restos de huesos, producto de la caza de alguna acuática por aves depredadoras (probablemente rapaces nocturnas grandes como el búho).


A unos metros observamos varios sauces que estaban completamente llenos de nidos de garcilla bueyera, al lado de los nidos pudimos ver varias avefrias.

Seguimos andando y decidimos parar a comernos los bocadillos, allí montamos de nuevo el telescopio ya que en la orilla de enfrente se veían cientos (sin exagerar) de acuáticas, con especies como el ánade friso, pato cuchara, ansar común (ganso), tarro blanco, ansar careto, cerceta común, porrón moñudo y ánade silbón (de entre las que pudimos distinguir). Muy cerca de nosotros había también un grupo de cigüeñas blancas.


Al finalizar el bocadillo seguimos la ruta; dimos una gran vuelta al pantano hasta que encontramos un lugar de fácil acceso para cruzar el río. En este punto y en un corte vertical del terreno, observamos claramente la disposición de las piedras en el cauce del río con los cantos rodados más grandes en la parte baja del mismo.


Una vez cruzado comenzamos a ver, en la zona más fangosa de la cola del pantano, miles de huellas de las distintas especies así como hoyos en el suelo productos de encames de gansos (probablemente buscando zonas más calientes del suelo y evitando así apoyarse en la corteza helada de la superficie).


Despues de haber observado las huellas y los encames continuamos nuestro recorrido y desde esa orilla divisamos un grupo de 6 chorlitos dorados que se habían posado en la orilla cenagosa en busca de comida.


Al llegar al muro vimos otra vez un gran grupo de grullas y cuando íbamos cruzando la presa para finalizar nuestra ruta pudimos ver una pareja de espectaculares somormujos lavancos buceando y pescando y un fugaz y colorido martín pescador posado en los bloques de piedra del talud de la presa.


Pudimos comprobar después de la realización de esta ruta que el embalse del Cubilar y su entorno de dehesa se configuran como uno de los enclaves especiales ornitológicos dentro del Geoparque, para la observación de aves zancudas, acuáticas y limícolas y otras muchas relacionadas con el ecosistema de la dehesa.

A parte de las fotografías de la ruta os dejamos fotografías de todas las aves avistadas para que las vayáis conociendo. (Lamentablemente las fotografías de las aves no son nuestras, puede que en algún momento alguien entienda que nuestras herramientas de trabajo, sobre todo si queremos dejar un buen fondo documental de fotografías para posterior uso de la administración, son, entre otras, un buen telescopio terrestre y una buena cámara adaptada, algo que, de momento, es pura utopía).






Ánade azulón

Cerceta común

Pato cuchara

Somormujo


Torro Blanco

Ánade friso

Ánsar careto

Ánsar común

Cormoran Grande

Martín Pescador

Porron moñudo

Ánade Silbón

Chorlito dorado

Avefria

Cigüeña Blanca







VALLE DEL HOSPITAL DEL OBISPO, LORERA Y PICO CARBONERO.

El pasado miércoles día 15, los alumnos de la Casa de Oficios de Cañamero y Logrosán realizamos esta ruta partiendo desde el Ayuntamiento de Guadalupe, tomando la carretera Ex-118 dirección Navalmoral. A 13 km. cogimos el desvío dirección Navatrasierra. A partir de aquí la carretera empeora convirtiéndose en una estrecha pero espectacular carretera de montaña en la que es fácil observar  todo tipo de fauna y más fácilmente ciervos, corzos y jabalíes. 

Antiguamente parte del camino por el que vamos era el conocido como Camino Real de Guadalupe por donde, primero reyes a cazar osos y después peregrinos accedían al Real Monasterio de Guadalupe.

Llegamos al Valle del Hospital del Obispo, observando desde la parte alta del mismo como la inversión térmica que se produce en el valle hace que la vegetación que habita en sus laderas esté dispuesta, de abajo a arriba, al contrario de lo que normalmente cabría esperar, encontrando robles en la parte baja del valle y encinas y alcornoques en la parte superior.

Continuamos hasta llegar a una pequeña explanada donde aparcamos el coche y nos desviamos por una vereda a mano izquierda donde se encuentra el Caserío del Hospital del Obispo que fue originalmente pabellón de caza de Pedro I el Cruel y después un obispo donó dinero para que se transformara en Hospital de peregrinos en el camino de Guadalupe. 

Cancho del Ataque
Desde ahí nos dirigimos al geositio nº 30 del Cancho del Ataque (que debe su nombre a la batalla librada contra los franceses durante la guerra de la independencia en 1.808 cuando se dirigían a Guadalupe).

Esta vez pasamos de largo por otro de los geositios (nº 26) que podemos encontrar en esta zona, el de las Turberas del Hospital del Obispo. Esperaremos al verano para volver a visitarlo y poder observar la vida, que late en las turberas, en todo su apogeo.

Estratos inclinados del Cancho
del Ataque
El Cancho del Ataque es una zona en la que se aprecian los estratos de cuarcita armoricana con una inclinación de unos 45º que forman parte de los plegamientos que tuvieron lugar cuando se formaron los sinclinales y anticlinales de la comarca. Una exploración más detallada de los estratos, nos deja fotografías como las que ponemos en el artículo, con estratos de diferente grosor y formaciones de rocas de cuarcita que dan la sensación de haber estado sometidas a muy altas temperaturas antes de solidificarse en formas redondeadas.

Estratos inclinados del
Cancho del Ataque
A continuación nos dirigimos en coche a la parte baja del Cancho del Ataque donde la garganta, todavía muy encajonada, alberga una de las loreras más espectaculares de la comarca.

Aparcamos el coche y exploramos la lorera a pie. Subimos el curso de la garganta hasta llegar a una pequeña caida de agua, durante el trayecto pudimos contemplar los efectos de las bajas temperaturas de estas dos últimas semanas con troncos  y charcos congelados. Nos resultó muy inquietante ver un acebo en medio de todo ese bosque de loros.
Formas caprichosas de la cuarcita

De estos loros podemos destacar una zona de la lorera vallada con el fin de realizar un estudio sobre su regeneración natural. Apreciamos también que dentro de la lorera se había producido la caída de varios árboles (alisos y castaños) que impiden el paso normal a través de la misma y que si no se sacan pronto de allí se convertirán en nuevos focos de plagas y enfermedades. 

Formas redondeadas de la cuarcita
Seguidamente volvimos hacia la fuente del Hospital del Obispo, muy conocida por los paisanos de los pueblos de alrededor y a la que se acercan, habitualmente, a coger agua. Allí repusimos fuerzas con una buena merienda. 

Después fuimos a otro geositio (nº 37) el Pico Carbonero con 1.428 m. de altitud desde el cual pudimos ver el segundo pico más alto después del Pico de La Villuerca, el Pico Cervales, con 1.441 m. de altitud (en concreto el Risco del Telégrafo). Desde el Pico Carbonero se pueden observar unas vistas espectaculares en redondo y muchos ejemplares de icnofósiles de Daedalus.
Formas redondeadas de la cuarcita

Diaclasas en cuarcitas.
La vuelta a nuestro punto de inicio no la hicimos por la carretera por donde vinimos, sino que, nos adentramos por caminos del Monte público del Cubero, donde avistamos varios grupos de ciervas con sus crías del pasado año y algún ciervo macho aislado.





El grupo en la Lorera de la Garganta del
Hospital del Obispo









Toboganes naturales producto de la erosión
del agua en las rocas de cuarcita.




Vistas desde el Pico Carbonero








Icnofósil Daedalus

miércoles, 22 de febrero de 2012

RUTA A LAS PEDRERAS DE LA MOLINERA



Espectaculares pedreras de la Molinera. (Geositio nº 34)
En esta ocasión nos proponemos visitar las Pedreras de la Molinera (Geositio nº 34). 

Camino de Los Apachos
El mejor acceso a esta zona es desde la localidad de Castañar de Ibor, saliendo del pueblo por el barrio de la Hontanilla, siguiendo por el camino de Los Apachos y realizando una preciosa ruta de senderismo apta, prácticamente, para todos los públicos y sin el peligro que supone verlas desde la carretera EX - 118 (único acceso que aparece en la descripción oficial del Geosotio). 

Pedreras de La Molinera
La primera parte del camino nos lleva entre tradicionales paredes de piedra al Collado de los Apachos, dejando a la izquierda el cerro del Castillejo (denominado así, por la presencia de restos arqueológicos que denotan la existencia de asentamientos humanos en esta zona desde hace muchos años. La ausencia de estudios sobre estos restos hace difícil saber su historia, aunque posiblemente estén relacionados con la Torre de los Moros y tengan el mismo origen. Se observan restos de muralla, aljibe, etc. y popularmente cuenta la tradición que hay un tesoro escondido bajo sus muros perteneciente a un rey árabe que jamás regresó a por él).

Pedreras de La Moinera
En este primer tramo nos encontramos, sobre todo, cultivos de olivar, apareciendo en las lindes y bordes del camino especies arbustivas como durillo, rusco, madroño, olivilla, etc. y en las zonas más frescas y cercanas al pueblo encontramos los típicos huertos que abastecen a muchas de las familias de Castañar de Ibor de excelentes frutas y verduras. También atravesamos castañares dedicados a la producción de castaña.

Nada más pasar el collado, dejamos un camino a la izquierda y seguimos de frente. Unos 50 metros más adelante el camino vuelve a bifurcarse. El de la derecha nos lleva a las dos primeras de las espectaculares pedreras (geológicamente laderas de bloques), situada la más cercana justo en la vaguada donde se encuentra la fuente de La Molinera de la que toman el nombre, terminando el camino al llegar a la segunda casquera.

Daedalus
Volvemos sobre nuestros pasos para acceder al resto de las pedreras. Siguiendo por el camino anterior, llegamos a la más espectacular de todas, una gran casquera de formas redondas en la que se puede apreciar perfectamente el origen de estas formaciones geológicas y su disposición en la ladera, observándose los bloques más grandes de roca en la parte más baja de la pedrera, los bloques medianos en la parte media y los más pequeños arriba del todo. 

Las pedreras son el resultado de la meteorización (rotura o desintegración de las rocas por factores físicos, químicos y/o biológicos) ocurrida en las grandes crestas cuarcíticas, producida en la última glaciación (desde 1,8 m.a. a 10.000 años): El agua que entraba en las grietas de las rocas se congelaba posteriormente y al aumentar de volumen producía la rotura de las mismas que caían ladera abajo (proceso denominado gelifracción en términos geológicos). La fuerza de la gravedad hacía que las más grandes rodaran más y con más fuerza y se depositaran en la parte baja de las pedreras y viceversa.
Líquen Acarospora

Las grandes pedreras favorecen el almacenamiento del agua de la lluvia que se filtra a través de ellas y que al encontrar debajo de las piedras suelo o rocas (pizarras) más impermeables originan en la parte baja de las casqueras la aparición de manantiales y fuentes que en algunos casos son el origen de algunos de los grandes ríos de la comarca. Es fácil cruzar una pedrera (sobre todo las situadas en zonas de vaguada) y escuchar el murmullo del agua bajo las piedras, lo que algunos autores llaman "rugideros".

Llama la atención que en todas las pedreras de La Molinera encontramos abundantes muestras del icnofósil tipo Daedalus tan común en el entorno de Castañar de Ibor y en otras zonas de la comarca. Algunas de las piedras aparecen coloreadas de amarillo debido al espectacular color del líquen crustáceo (aquellos que crecen muy fuertemente unidos al sustrato) del género Acarospora que las coloniza.
Vistas de la espectacular Raña de La Laguna.
Gredos al fondo

Recomendamos continuar la ruta hasta el Collado del Verete, primero, y después hasta el siguiente collado (ver plano) desde donde se pueden observar las impresionantes vistas en redondo hacia el valle del Ibor (NO), raña de La Laguna (NE), valle del Gualija (NE,SE), Río Tajo y embalse de Valdecañas (N) y sierra de Gredos al fondo (N). En este último tramo es fácil observar en vuelo aves rapaces como el buitre leonado y el buitre negro (que seguro anida en la espesa mata de bosque mediterráneo virgen que se observa desde aquí).

Vistas al Valle del Gualija
A nuestro regreso a la población de Castañar de Ibor, nos desviamos unos metros hacia la explanada denominada popularmente como "campo de fútbol" (llamado así por los habitantes de la localidad, que se desplazaban hasta ahí para jugar al fútbol) desde donde se pueden observar unas hermosas vistas panorámicas del pueblo, del anticlinal del Ibor, de la falla del Cancho de Las Narices, del Camorro de Castañar, etc. 


Castañar de Ibor
Al lado de la explanada observamos un pequeño recinto vallado en el que se encuentran unos aparatos de medición encargados de la recogida de datos referentes a la posible existencia de partículas contaminantes y radioactivas generadas por la Central Nuclear de Almaraz.














Ecosistema de enebros y madroños en el Collado del Verete